¿Me divorcio o mantengo mi familia unida?

 

Toda familia, independientemente de su composición, se enfrenta a múltiples situaciones conflictivas a lo largo de su existencia. Tener o no tener hijos en común, la edad de los hijos y un largo etcétera influirán en los conflictos a afrontar, así como en los temores que se puedan despertar en los padres.

Toda crisis familiar supone un alto grado de angustia, pues se ponen en juego muchas cosas: el tiempo vital de cada persona invertido en la familia, el miedo a no ser capaces de superar el conflicto presente, el bienestar de los hijos, de nuestra pareja o de nosotros mismos. Toda crisis familiar es única.

Puede ser que haya diferentes crisis a lo largo de la historia de la familia, teniendo, o no teniendo, relación entre ellas. Por ejemplo, una misma pareja se puede enfrentar al fallecimiento de una persona, una situación de desempleo o una infidelidad. Quizás alguno de estos eventos sea el desencadenante de una crisis que favorece el desarrollo de una estrategia de afrontamiento familiar lo suficientemente buena, que permite mantener un nivel tolerable de angustia y frustración ante el cambio, que en general mejore la situación familiar.

En ocasiones, lo que inicialmente podría imaginarse como motivo suficiente de ruptura de una pareja, por ejemplo, una infidelidad, saca a flote, y da pie a abordar conflictos soterrados, que causaban malestar en algún miembro de la pareja. Más de una pareja ha salido fortalecida tras enfrentar los importantes conflictos soterrados.

En otros casos no es así, y la infidelidad permite ver y reconocer por vez primera a su compañero o compañera. En muchos otros casos, el o la miembro víctima de la infidelidad sufre tanto ante la idea de perder a la pareja que acepta ser víctima de una infidelidad con tal de no enfrentar el dolor ante la soledad de perder a su pareja. Esta persona podría llegar a ocupar este amargo lugar el resto de su vida.

En el caso de que haya hijos o hijas por medio, ser el apoyo que ellos y ellas necesitan cuando la situación familiar es negativa, es muy difícil para cualquier persona. Idílicamente, afrontar las dificultades como pareja, como equipo ante la vida por parte de los padres, encontrando en la otra persona el apoyo necesario, es la mejor de las formas de cuidar la familia. Todo lo que se pueda acercar la realidad a este punto sería fenomenal. Por esto, el futuro de la familia pasa por la buena relación entre los padres. Y justo nos detenemos en este detalle, el futuro de la familia pasa por la buena relación entre los padres, no en el éxito de la pareja.

Para ello es bueno contar con el acompañamiento de profesionales expertos o expertas en terapia de pareja. En nuestro centro de psicología, Parada Psicología, en la calle Santa Engracia 25 en Madrid capital, encontrarás el acompañamiento de nuestra experta María Espigares, que os guiará en vuestra psicoterapia de pareja.

El divorcio puede ser la mejor de las opciones para que la pareja de padres mantenga una buena relación entre ellos. Esas dos personas siempre tendrán una relación (la de ser padres de los hijos o hijas) y, de una manera más cercana o más lejana, uno formará parte de la vida del otro y viceversa. Es por esto que quizás un divorcio sea la mejor de las maneras de mantener unida la familia, aunque los padres no mantengan su relación de pareja.

Por supuesto, por si alguien se confunde, dejo claro que el género de cualquiera de los miembros de la pareja de padres o madres no influye en lo que estamos abordando en este texto.

En nuestro centro de psicología, Parada Psicología, en Madrid capital, es donde encontrarás tu terapia de pareja cerca de mí y de ti, pues bien puedes acudir presencialmente o encontrar tu psicólogo online para abordar tu conflicto familiar allá donde estés.